Reducir las posesiones a unas pocas maletas es una tarea desalentadora. Aunque no tengas muchas cosas, resulta agotador contabilizar cada calcetín, cada cuchara y cada adorno navideño.
Algunas personas piensan que es más fácil empacar y enviar todo al extranjero. Pero, a menos que tengas mucho dinero o que tu empresa pague la factura (que fácilmente alcanzará las cinco cifras si incluyes los muebles), te recomiendo encarecidamente que te deshagas de lo que no sea esencial y que solo lleves equipaje.
Además de ahorrarte un montón de dinero en gastos de envío internacional y tasas de aduana, puedes saltarte el tedioso papeleo que supone utilizar empresas externas para importar tus cosas. Y creo firmemente que vivir con menos es una de las ventajas de vivir en el extranjero.
Créeme: tachar esto de tu lista de comprobación de la mudanza a un nuevo país es una victoria.
También te sugiero que empieces el proceso de reducción de tamaño tan pronto como sepas el calendario de la mudanza.